domingo, 16 de febrero de 2025

Sentimientos

Que difícil el no saber hacerme entender, no poder dejar correr mis sentimientos por miedo. Sé que el tiempo, nuestro tiempo se ha terminado. Tú has cortado el hilo y yo...acepto de inmediato.

Nunca entendiste lo que quería de ti, sobretodo no has sabido recoger la angustia de mi recorrido buscándote.

El torbellino de palabras que brotaban de mis sentimientos se fue calmando por esa intuición femenina que me decía que no..., No podías entenderme...Los hombres siempre confundís el amor con el sexo...No has sabido lo que pretendía de ti...Me has hecho sentir como una ladrona que a escondidas intenta robar algo material.
 Tú no sabes de sentimientos puros, de caricias, de ternura, de besos, de miradas, de complicidad...No eres el hombre que yo he querido y he formado día a día en mi mente.

No he querido robar nada! Sólo quería...quería...Nunca lo vas a entender...¡Sólo quería acariciarte el pelo!

muxica--Solo son cosas mías
 

viernes, 14 de febrero de 2025

La loca de la ventana

Así la llaman, los que durante años la han visto gritar, llorar, reír y amar en esa ventana.

Dicen que un día, siendo ya una mujer madura, se enamoró de un hombre al que solo vio una vez, un hombre que luego, le escribía cartas, con el que intercambiaba y compartía momentos, sensaciones, gustos y los mayores y ocultos placeres de ambos. Cuentan que un día, el simplemente se cansó de escribir, ya no hubo más cartas para ella, ni más complicidad, ni amor ni deseo al borde del pecado. Nunca pudo conformarse con su desaparición, ella siguió escribiendo a aquella casilla de correo, pero nunca más hubo respuesta.

Pasaron los años, varios y ella ya no era la misma, su pelo descuidado, arrugas en su cara, arrugas de angustia, manchas de tristeza….sus uñas mal pintadas, su mirada siempre perdida, buscando una respuesta. En ese estado, recibió un día una carta, era de su amor de palabras…..pero el ya no hablaba de amor, ni había poemas, ni compartía secretos. Solo algunas letras para pedirle, que no insistiera, que dejara de escribirle porque el ya no le respondería nunca más. Que había conocido a una mujer más joven, de la misma forma en que la conoció a ella (por correo), que estaba alucinado y extasiado con esta mujer, que tenían miles de cosas en común, que aún no la conocía en persona, pero que ya sentía que podría enamorarse de ella, en un instante…..y al terminar de leer esa carta, esta mujer que ya era triste y gris, simplemente….dejo de ser.

“La loca de la ventana” le dicen y la mayoría de la gente que la observa, se ríe de ella ¡mírenla!....pero si le habla a un árbol! "Está loca, déjala". Y es cierto, ella solo grita, llora, ríe y ama, a ese ser que cree ver, en la silueta del único amante que ha tenido en su vida, el viejo y torcido árbol que queda bajo su ventana.

Y yo la miro desde cierta distancia y no puedo evitar sentir algo de lástima, algo de ternura, con ganas de abrazarla y contenerla, con una profunda desconfianza, porque tiene pequeños minutos de lucidez y cuando eso ocurre….maldice a esa mujer más joven que le quitó a su amor de palabras. Y como su mente no está clara, su odio es contra cualquier mujer más joven, que se cruce en su camino, pero disfraza su rabia con palabras en verso, con distintas personalidades, con halagos innecesarios, con una gran ironía, con una odiosa mirada….hasta que de pronto alguien grita: ¡pero si está loca, ya...vuelve a tu ventana! Y en su tremenda locura, eso aún le duele, la sume en la tristeza, pierde la mirada y vuelve a quedarse quieta, asomada a su ventana y
 vuelve a mirar su árbol y lo maldice…pero lo ama.

Eva

 

viernes, 7 de febrero de 2025

Muralla

  1. La muralla

Para el poeta cubano Nicolás Guillén. “La muralla” separaba a unas personas de otras. El tema se hizo famoso a través de diversas versiones cantadas.

Pero la muralla de la que hablo, une. Unió, durante unos minutos que se pasaron casi sin pensarlo, porque el placer de tener a la mujer amada entre los brazos, de besarla, fue inmenso.

Esto pensaba un hombre afortunado después de aquella noche que tuvo que ir a esa ciudad gallega, Lugo, en la que una muralla, sin interrupción alguna, rodea el casco viejo.

En aquel momento la muralla estaba con luces bajas y por ellas algunos jóvenes hacían footing.

Pero de repente surgió el sueño. Las luces se apagaron, la gente desapareció y sólo quedaron los dos, el hombre y la mujer unidos por el amor. Incluso diríase que había desaparecido la ciudad. Los dos solos comenzaron a caminar dándose un beso intenso sobre cada una de las arcadas. Iban cogidos por la mano unas veces y otras con sus brazos pasados por la cintura. De vez en cuando se enfrentaban, apretaban sus cuerpos, juntaban sus sexos, y en ese sueño, hacían el amor disfrutando en cada uno de los espasmos. Varias veces lograron llegar al orgasmo, porque se sentían fuertes y tenían mucho tiempo disponible.

Era una noche fresca, pero a la vez caliente. Fresca por fuera pero caliente dentro de los dos cuerpos.

Cuando se despidieron, prometieron que siempre soñarían con la muralla vacía, con el encuentro, con una despedida que nunca tendrá la palabra “adiós”, sino la expresión “hasta la próxima”.

Habrá muchas “próximas”, muchos otros encuentros entre esa pareja cuyo amor, a pesar de sus expresiones carnales, siempre será platónico.

Al


 

martes, 4 de febrero de 2025

Carta

Amiga [...]: Ciertamente es esta una carta que rezuma sentimiento profundo y desinteresado, francamente bonita. La naturaleza humana es muy extraña, a veces queremos a quien no puede correspondernos ni en la medida ni en la forma que nosotros amamos. Eso es lo grande de todo esto, la espontaneidad; no sería malo tener un interruptor para desconectar cuando nos topamos con un imposible, pero eso sería mecánico y le faltaría la espontaneidad , sin embargo no sufriríamos. La ilusión de esos sentimientos ,aún así , nos transporta a un estado de placer-dolor que nos transforma. Yo ,como te he dicho , ya no tengo esa capacidad a estas alturas y en el fondo, sería bonito tenerla , lo reconozco pero ya es tarde supongo.

 

Pena

    Es tan tremenda mi pena, que impúdico me parece sacarla al aire. Es tan duro el tiempo que hace nacer mi pena, que pecado me parece v...