que gime en la raíz de las letras.
Siempre hay una hierba dulce en la metamorfosis
de la palabra más ácida.
Siempre hay un temblor en los dedos que golpean trazos de sentimientos
por los sueños perdidos.
Siempre hay un espacio en blanco que reta como una brasa
a pintar en el infinito.
Siempre nos queda la palabra que licua la visión de la existencia
aproximándonos a la belleza.
Siempre la poesía deja silencio al penetrar en un sentimiento
transparente que va más allá que el tiempo.
Sólo son cosas mías...
Siempre hay una hierba dulce en la metamorfosis
de la palabra más ácida.
Siempre hay un temblor en los dedos que golpean trazos de sentimientos
por los sueños perdidos.
Siempre hay un espacio en blanco que reta como una brasa
a pintar en el infinito.
Siempre nos queda la palabra que licua la visión de la existencia
aproximándonos a la belleza.
Siempre la poesía deja silencio al penetrar en un sentimiento
transparente que va más allá que el tiempo.
Sólo son cosas mías...