martes, 30 de junio de 2009

Carta a mi maestro




Como pasan los años… parece que fue ayer cuando te conocí en el “Círculo de las Artes”. Nos presentó tu hermana, nos hicimos una apuesta a que te ligaba, yo me cortaría el pelo si no conseguía salir contigo por lo menos durante una semana. Gané la apuesta: desde nuestro primer baile, al que me invitaste por indicación de tu hermana, ya no volvimos a separarnos.

Después de tres años de noviazgo, nos casamos un día primero de año de 1974 a las 9 de la mañana. Reconocerás que siempre fuimos algo atípicos, rompiendo moldes, tradiciones.

Tiene gracia, nuestra boda la seguimos recordando detalle a detalle por lo original y nada frecuente, al pasar de todo formulismo (como dicen nuestros hijos, a nuestra bola).
Desde que entraste en mi vida, siempre te recuerdo impartiendo clases, no te reconocería haciendo otras cosas…y sin embargo ahora vamos a continuar nuestras vidas desde tu prejubilación.

No tendrás que madrugar y correr, como hasta hace poco, del colegio a las clases particulares, que siempre impartiste trabajando hasta las 11 de la noche. No se van a llenar tus ojos de lágrimas por mil historias tristes de tus alumnos, por sentirte incapaz de solucionar los problemas de los “otros”. Sé del sufrimiento que implica sentirse incapaz por las limitaciones burocráticas y humanas que te impedían realizar, y realizarte, en tu vocación de maestro.

Conozco muy de cerca el cariño y respeto que te profesan tus ex alumnos. Siempre me he sentido muy orgullosa de ti, y de ser la persona que más horas vive a tu lado, aprendiendo siempre, y tú siempre enseñándome. ¡Bueno eh!, yo también te he enseñado algo ¿o no? – Que no se puede lavar un vaso con los puños de la camisa sin doblar…que la cama no se hace así… ¡mmm...!

Vamos a seguir el camino en nuestra nueva vida (digo nuestra, aunque sea tu vida la que va a cambiar, pues la mía es tuya, y la tuya es mía) disfrutando de lo que más amamos, nuestros dos hijos y de sus compañeras; luego… tal vez, nos hagan abuelos. Sé que ni tú ni yo pedimos más, que junto con ellos cuatro, haciendo frente, tomados de nuestras manos, a los avatares del nuevo camino, sin olvidar ese tesoro que compartimos toda la familia, que es nuestra perrita Rula, seremos felices sentados en la plaza de cualquier pueblo, mirando el pasar de la gente, unidos por el tiempo pasado, presente y futuro.




Regresar a la pasión
recuperar lo perdido.
Vivir como ayer,
cercando el olvido.
Regresar al destino,
mullido de amor.
Incubar en tus ojos
inflamando deseos,
mordiendo la noche,
expandiendo dulzura.
Mirar la distancia,
con el mismo propósito.
Tirar, empujar, ir arrastrando
unidos en un lazo.

Dudar… tener, sentir…
Volverse a entusiasmar.
Hilvanar múltiples sentidos.

Enjambre, matices, profundidad…

Sólo son cosas mías…

viernes, 12 de junio de 2009

Si no amanezco


Si no me despierto mañana,
recuerda que la vida se divide en ráfagas,
que nada sabes, y que nada es cierto,
que lo conocido estaba en plena oscuridad

Por si mañana no despierto….
quiero que sepas, que el recuerdo es lo quiero,
que mi vida dependió del deseo.

Que nada busqué.
Que la vida se pierde entre los sueños,
siempre creyendo en lo que se piensa.

Por si no me despierto…
piensa que estoy en el punto de regreso,
que simplemente me paseé mirando las estrellas

Que puramente nos aliamos en un instante.
Quiero que lo sepas, por si no despierto mañana.
Que lo que era presente se ha convertido en alborada

Que yo, que era nada, hoy me he convertido en pasado,
que ya es demasiado tarde,
que nos buscamos, que nos echamos andar por el precipicio de septiembre.

Por si no me despierto mañana…
recuerda mis pasos algo distantes,
tus manos, que embellecieron mi después.

Recuérdame, si mañana no amanezco,
como luna desangrada, cuyo impulso
la hizo yacer en el suelo.

Recuérdame siempre, profanando lo sagrado,
en donde vertiste tu deseo.
Quiero que me pienses así, y en aquel momento.

Porque yo, no he sido más que una niebla,
porque escribiéndote te siento como al viento,
porque apenas te arrullé…

Si mañana no despierto, recuerda,
que mi cuerpo sintió entre tu sexo,
aunque en ello, nunca se desplegó mi alma.

Recuérdalo, por si mañana no amanezco.
Sólo son cosas mías...

sábado, 6 de junio de 2009

Cuando siento que te tengo

Reconstruir mis afectos, saber seguir la meta de la felicidad, desde lo que he creído tener en mi vida.
Despertar de un dulce sueño que dolía, y hoy hiere más.
Sentir el abandono de lo que tanto he querido.
Recapacitar, comprender que yo no estaba en donde siempre creí estar.
Asumir el abandono, doblemente multiplicado por mil, de la raíz a las ramas.

Pero… tú siempre estas ahí a mi lado, abrazando mis desilusiones, de las que antes me advertías.

Pérdida que me hace incapaz de abrazar, de sentir como antes, acortando mis abrazos.
Mapa deforme de imágenes atrasadas.
Retroceder en lo dado… recogiendo los días generosos y felices, desde la “puta” realidad que secó mis amores infieles.

Viento que quemó el ayer, haciendo arder mi presente.
Tremendo dolor impreciso, del que sé que saldré amarrada a tus besos.

Sentir mi cuerpo muerto, amanecer sin retroceso, con las mismas lágrimas de ayer y de anteayer…

Sentir tu infinito amor recogiendo mis miserias, mientras abrazas mis noches en vela.
Tomarnos de la mano del alma, y seguir el camino de la ternura que nos acerca.

Hoy Te quiero más que ayer, y menos que mañana
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Quédate mañana conmigo
porque temo a mi alma desangelada.

Quédate conmigo allí de donde yo vengo.
Quédate aquí sentado.

Ciégame con tu luz, quítame las espinas.
Expándete como aceite suavizando astillas.

Se mi dulce narcótico para el insomnio
en el que nadie habla ya.

Trágate conmigo el universo
reemplazando la oscuridad.

Quédate conmigo mañana
que la luna no se va a percatar

Quédate mañana conmigo
para hacer malabarismos calidos.

¡Quédate conmigo…!


Sólo son cosas mías...