Cuéntale.
Háblale de las ráfagas del tiempo,
dile que llegó la lluvia
que señala las curvas.
Cuéntale que caducó la hoja
que arrastraba el agua, que limita la sombra.
Dile que varió el color de las hojas
al quedarse sin luz.
Que se fue el calor de la luna,
en un eclipse al quedarse sin savia.
Háblale de lo simple, de lo compuesto…
¡No! de la mañana de un día de antes.
Cuéntale si soy como una hoja aserrada
que asume forma violeta.
Dile que mis tallos no son los de un girasol,
que ya no me subyugan las sombras.
Que no soy hoja verticilada,
que crece a la misma altura.
Háblale que crezco por la base
como el espino.
Cuéntale que mi borde
es capa de lluvia que se aleja
sin impulso, cuando contempla
sombras repentinas que se ausentan.
Sólo son cosas mías…