Serena

En la mañana de un día de la vida,
llegó el tiempo de dejar pasar
Decreció la sombra del alma que mata,
y serena me alejo hacia la otra orilla,
buscando la verdad adecuada,
con la arrogancia de las cosas que son

Sólo son cosas mías…

Sueños de paz

Vulnerable su mirada
y un trozo de zapato herido
por el soplido de la bala.

Niño vestido de harapos
que quiere un rifle
para vengarse,
calcinando su lápiz.

Combina dificultad con fragilidad.
Su odio no es el suyo,
el “malo” no lo va a doblegar
aunque el odio sea irracional.

Perderse en la miseria
sería su último desgarro.
Bloqueado por cielo, mar y tierra
no puede ir a jugar.

Blanco sistemático de bombardeo.
Pelotas sobre niños huérfanos
que cambian sueños por balas

Nunca podrá perdonar a la humanidad.
¡Imposible olvidar por un rato!
¡No te muevas! Que te van a bombardear,
el niño piensa que la bomba es un queso.

Hundido en la realidad deja el niño
de pensar en como volar.
Sabe que no tiene respuestas
y que nunca las tendrá.

El frío, la soledad, el dolor
y su zarandeada inocencia,
le traen sueños de paz.

Solo son cosas mías…

Murmullo

Dejando un largo silencio
y un paisaje desolado me
encontré por ultima vez a su lado.
Elevándome del mar a la montaña
en un sueño que fue como un murmullo.

Rugía un viento que abrió mis ojos
y allí estabas, sentada a los pies de mi cama
intentando tocar mi cara.
Sentí proximidad de dos almas
que liberan su calor latente.
Estábamos a distintas temperaturas,
desprendíamos la energía de los truenos
desencadenando fuertes vibraciones
de cercanía, la tormenta nos hizo girar al centro
tomando la trayectoria de los sueños.
Lo que el viento se llevó colapsó la nieve,
que nos apartó de las palabras.
Unimos las partículas que se golpearon
contra el puente de la vida y la muerte
cambiando ese hilo a un hilo de sueño
que nos hizo cambiar el lugar al que pertenecemos,
tomando la ladera descendente
te volviste una nube azulada
dejando un rastro incoloro en olor a ozono.
Formando un dinámico equilibrio,
entre mi sueño y la tormenta.

Sólo son cosas mías…

Cuéntale

Cuéntale.

Háblale de las ráfagas del tiempo,
dile que llegó la lluvia
que señala las curvas.

Cuéntale que caducó la hoja
que arrastraba el agua, que limita la sombra

Dile que varió el color de las hojas
al quedarse sin luz.

Que se fue el calor de luna
en un eclipse al quedarse sin savia.

Háblale de lo simple, de lo compuesto…
¡No! de la mañana de un día de antes.

Cuéntale si soy como una hoja aserrada
que asume forma violeta.

Dile que mis tallos no son los de un girasol,
que ya no me subyugan las sombras.

Que no soy hoja verticilada,
que crece a la misma altura.

Háblale que crezco por la base
como el espino.

Cuéntale que mi borde
es capa de lluvia que se aleja
sin impulso, cuando contempla
sombras repentinas que se ausentan.

Sólo son cosas mías…

A esa lágrima

Nunca había reconocido en ti tanta ternura. Debiste compartir mis sentimientos porque mi expresión te conmovió. Vi como una luz se abría en tus ojos y brotaba una lágrima.

A veces ocurre… nos descubrimos diciendo aquello que nunca hemos dicho, o lloramos por aquello que nunca habíamos llorado.

Si me pidieras que me pronunciara sobre esa lágrima y definirla…

-Fue una carta de amor. Un estallido de música que corrió loca sobre mi ternura.
-Crecer como hombre a mis ojos, descubrirte sin ropa, y mecerme en tus brazos en una noche serena.

Sólo son cosas mías…

Carta a mi perrita

Mí querida Rula:

Desde que llegaste a casa, aquí han cambiado muchas cosas; hay más desorden, me paso el día recogiendo juguetes, juego a la pelota, tengo más caricias y mimos y no paro de ponerme crema en las manos por tantas veces que tu haces que me las moje.

Quiero pedirte perdón por lo mal que te hemos recibido cuando Manuel te trajo a casa. ¿Sabes? Nosotros no sabíamos como siente un perro, únicamente pensábamos en negativo de ti. Creíamos que tendríamos que darte mucho a cambio de nada. Los hombres somos muy egoístas, al contrario de vosotros los perros, que lo dais todo aunque se os rechace. Hemos tenido que fingir para cuidarte (al fin y al cabo no somos tan malos).

Tú por naturaleza, sin importarte nuestro rechazo, has sabido ganarte nuestro cariño.
Con tu corazón de diamante, tus lametones, tus ojos de acero, la alegría que muestras al vernos, la ilusión por todo lo que te ofrecemos y sobre todo por la confianza que has puesto en nosotros, has sabido ganarnos y enlazarnos en tu querer.

Hace dos días cuando te pusiste malita y te llevamos a urgencias a la clínica de la facultad de veterinaria, se me pasó por la cabeza la posibilidad de perderte. No podíamos dejarte morir ¿Qué seria de mi familia sin ti? Recordé cuanto mimaste a la abuela (mi madre) como intuías que ya no podías ponerte en sus rodillas y te conformabas con sentarte a sus pies. Ella también te quería, sé que aun la recuerdas, que no la vas a olvidar. Sigue gustándote, cuando vas a su casa, sentarte en su silla, es lo primero que haces, pasarte a su sala a ver si regresó.

Eres un poco picarona, te gusta masticar los cables, como a los hombres los caramelos.
Muerdes la esquina del sofá, pero eso se puede perdonar. ¿Qué valen las cosas ante tanto cariño? Eso se repone y el cariño es insustituible.

Cuando salimos de paseo tu presencia nos impide entrar en lugares prohibidos para los perros, no nos importa, incluso tiene su parte positiva, consumimos menos tonterías que no son necesarias y tú sí lo eres.

También sufrimos el rechazo de esas “personas” que no soportan a los perros. ¡Tranquila Rula!, que eso nos da igual; Ellos no saben lo que se pierden.

No vamos a abandonarte en el verano, no lo haremos nunca. Tú lo compensas todo cuando nos miras fijamente y te pegas a nuestra piel para darnos calor. Tu cariño no tiene fisuras. Hemos aprendido contigo a comprender a todas las personas que aman de la misma forma que nosotros.

Perdónanos por todo lo que hacemos mal, no sabemos más…

Solo son cosas mías…

Oscuro

Cuando un recuerdo te hiere déjalo partir
Cuento algo se amarra a tu alma
y es oscuro, sin nombre,
déjalo ir…
Mejor coger la flor… e huir.

Cuando han herido tus sueños,
son hojas que marchan por el viento,
y los mismos sueños rematan en un fin.

¿Y sin ellos, se puede vivir?

Lo tejí en setiembre
Era tan débil…
que no resistió el frío de noviembre.

Yo tenía un pañuelo rojo,
y una gota de ilusión.
Él, tenía una rosa en la boca…

Tú sabes leer en el corazón,
lo mío fue delirio,
y… me gusta contemplar aquellos días.

Te mecí en mis letras.
Me vestí de guirnaldas de plata
como luna de noche llena.

Me creí tu única estrella,
y una nube tapó mi tiempo
de sueños, al igual que una tormenta.

Sólo son cosas mías…

Trozo de dos

Aprisionada en un beso,
soy un trozo de historia de dos.
Alimento celeste por el que fui seducida
Salir al aire libre y murmurarle
sobre el césped, añorando
la brisa que nos tocó.

¿Cómo se puede contar un beso?

La luna se ocultó detrás de los cerezos
abriendo los brazos a la puesta de sol.
Punto adecuado para los besos.
Fluye el amor lleno de estrellas,
sólo… por un beso.
Aquellos que debimos ser ya han sido.
Trozos de dos…
Retener un beso y escribir su historia…
Fue tan frágil ese beso, que se lo llevó el olvido.


Sólo son cosas mías…

Miradas

Hay miradas que hablan más que las palabras.
Las hay que no tienen avance ni retroceso.
Hay momentos de caminar a otros lugares.
Las hay para dejar lo que duele.

Hay miradas que hacen nacer la fortaleza
Las hay que hacen comprender por qué sucede,
para que ningún suceso te derribe.

Del dolor de una mirada nace la oportunidad
y la fortaleza que no se creía poseer.
Las hay… adrede…

Hay miradas que hablan de la locura del hombre,
que siempre implican consecuencias.
Las hay que traspasan los limites.

Hay miradas que llevan al infierno
Las hay que se cubren de buenas intenciones
y hacen tropezar en la misma piedra,
aunque un día… hacen elegir otro camino.

Hay un lenguaje desnudo
que hace perder todas reglas,
que modifica los valores.

Hay miradas que provocan
adioses prematuros.
Las hay como cañones que destruyen.

Hay miradas que llenan el vaso medio.
Las hay qué… perdiéndolas se gana
aunque el dolor traspase.

Sólo son cosas mías…

Absurdo

Abrazamos la luz para
que nos acariciase el aire.
Que no nos roben la tarde,
que en ella quisimos perdernos
para sentirnos besados por el alba,
aunque ya no recordemos nuestras caras.
Coincidimos en un punto
determinado, en un tiempo
del espacio, para luego
perdernos en sensaciones y deseos
sin que significara nada…
Transformamos el mundo,
cargados de penas y nos hicimos
esclavos de un abrazo.
Adquirimos formas absurdas,
dibujando un mundo dorado
saltado como delfines, punzando
nuestras entrañas.
Apenas respiramos, mientras,
los rayos de la luna entre
nuestras piernas se colaban.
De pronto, nos volvimos
piezas gastadas.

Fue compartido,
Pero… fue demasiado tarde.

Sólo son cosas mías…

Ocaso

Regálame una poesía
en donde se escuche un abrazo
Dame tu mano con esperanza,
que tienda un arco
Escribe con tus dedos
en mis labios
que voy apagar la lámpara.
Reclina tu cuerpo en mi brazo.
Agazápame en la noche
entre el silencio y el ocaso
Que voy amanecer contigo,
aunque el tiempo sea limitado.

Sólo son cosas mías…