Continúo parada en el tiempo. Es como si todo lo que me rodea se volviera estático.
Quiero vivir en mis horas, pero, mi reloj no deja avanzar sus agujas por mi pensamiento.
Necesito la paz de tus ojos.
Tú eras la armonía en el engranaje como una melodía.
¡Si estuvieras aquí, junto a mi…!
¿Por que me dejaste, Cuando las dos contemplábamos el silencio del atardecer?
Ya no buscas mi mano, ya no compartes conmigo…
Tú entendías lo que yo quería decir cuando hablaba.
Hoy tengo la música callada.
Siento mis manos sin nada. Ya no me da la muerte miedo, si no lo que me queda por vivir.
Sólo guardabas estampas, nunca te apegaste a nada. Te fuiste ligera de equipaje,con el alma repleta de globos de amor, por eso te elevaste elegantemente, dejando mi tierra desolada.
Ya no te reías, tú mundo éramos tus hijas/o, cuando nos sentábamos a tu lado y te pedíamos caricias, se iluminaba tu cara, con tu mano indecisa, sin fuerza, apartabas el pelo de mi frente decías- “Dios os bendiga” – Mis niñas ¡Os quiero! Tus ojos se llenaban de luz recuperando su color grisáceo azulado rejuvenecido por el amor que sentías.
Hoy es la típica tarde de domingo. Hace calor y bochorno. Por todas partes de mi, hay silencio, inquietud y espera. De vez en cuando una falsa sonrisa. Reina la calma en mi casa.
Sé que en la vida todo el mundo va perdiendo, también sé que llegará la lluvia a refrescar mi pena, pero mientras… tengo mi vida parada.
Miro las nubes como si, de entras ellas, fuese a salir una nave blanca que viniera a buscarme. Una nave que rompa las distancias.