miércoles, 30 de enero de 2013

Carta a un gatito/a que no llegué a conocer

 

Ayer, como todos los días, salimos a dar un paseo mañanero mi socio y yo. Muy cerca de nuestra casa, al salir de la frutería, vimos a varias personas, seis o siete, en el borde de la acera. Movida por la curiosidad pregunté qué pasaba.
Un pequeño animalito. Yo no conseguía distinguir si era un perro o un gato, sólo percibía la fragilidad de la "criatura" ante tanta mirada curiosa... Un cuerpecito encogido, o inclinado, no lo sé, por el dolor y la falta de decisión ante su sufrimiento, el de un ser indefenso recién sacado del motor de un coche. (llamó la atención por sus débiles maullidos, y alguien compasivo lo rescató).
Quiero contar que no me gustan nada, "nadita" los gatos, pero sabía que o hacíamos algo o el gatito se moriría con sufrimiento y eso...no, no, no y nooooo, mi socio y yo no lo permitiríamos, costase lo que costase.
Pedimos a un señor de una tienda si nos metía el animalito en una caja. (Yo soy incapaz de tocar un gatito). Así lo hizo, pero nos dijo que si lo llevábamos al veterinario a ponerle la inyección de la muerte, nos costaría dinero. Respondimos que no nos importaba, lo que no podíamos consentir era el sufrimiento del animalito que parecía estaba agonizando y con dolor ( o eso nos parecía).
Para llegar a la clínica veterinaria teníamos que cruzar una gran plaza y dos pequeñas calles, trayecto que se nos hizo interminable, Varias veces miramos la caja pensando que ya se había dormido para no sufrir más...
Lo primero que hizo la veterinaria fue introducirle una jeringuilla de agua en la boca para hidratarlo. La gatita o gatito (desconozco su sexo) comenzó a respirar acompasadamente. La veterinaria le dio un sobre de alimento para gatos y nos recomendó que lo trasladásemos al centro universitario y veterinario, famoso en toda Europa, "Rof Codina". Eso hicimos. Esperé a que mi socio se acercara al garaje de casa, desandando el camino que antes se nos hizo tan largo por nuestro pequeño Mini y así poder hacer el traslado, pues en un taxi no nos lo permitirían.
Por el camino, el gatit@ comenzó a asomar su cabecita por un lado de la tapadera de la caja. ( Creo que nos miraba como si fuésemos ya de su familia). Yo no he sido capaz de hacerle una caricia. Se me resisten los gatos, soy incapaz.
Ya en el hospital fue acogido por los especialistas de guardia con toda profesionalidad. Llegué a pedirle a un chico de bata blanca, que por favor le hiciese esa caricia que yo no pude hacer. Me dijo: "Yo también tengo un gato en casa que salió de un motor de un coche".
"Nuestro" gatit@ ya estaba recuperado, aunque iba a ser sometido a una completa revisión, antes de que la protectora de animales pasase a recogerlo.
Preguntamos, muy despistados: "¿Y ahora que hacemos, pagamos los gastos o lo que el animal necesite?" Nos contestaron con una amable sonrisa: "Podéis iros ya, todo corre por nuestra cuenta. Ya no ocupamos de que la Protectora se haga cargo de él".
Nos despedimos mi socio y yo con cierto despiste. Sabíamos que dejábamos allí parte de nuestros sentimientos ¿Contradictorios? Sí, totalmente contradictorios, pero dolían y tratamos de que nuestras miradas no se cruzaran, primero por vergüenza y cobardía por abandonar algo tan chiquitín que sufría y había perdido a su familia.
Si se hubiesen cruzado nuestras miradas, tal vez nos delataríamos
los dos...Nuestras miradas estaban enturbiadas por las lágrimas
...
 
Sólo son cosas mías
 


8 comentarios:

Aldabra dijo...

¡cuanto duelen los peludillos, verdad!

a mi también se me parte el corazón muchas veces en la protectora, y me traería a todos los perros a casa, pero sé que hay mil formas de ayudar y en eso ando... mañana y pasada con el mercadillo solidario para recaudar fondos, la semana que viene participando en un bingo solidario...

hay que moverse.

yo tampoco soy de gatos la verdad aunque reconozco que son animales hermosos.

lo que tengo claro es que casi todos los animales sufren, sobre todo los más inteligentes.

ayer oí en la radio de un estudio que hicieron en Corea (creo) sobre la solidaridad de los delfines, que se ayudaban entre ellos, cuando uno del grupo estaba mal...

biquiños y gracias por haber sido tan generosos y no abandonarlo a su (mala) suerte, tal vez ahora encuentre una familia que lo quiera... le habéis dado otra oportunidad.

Jesús García dijo...

Veo por el comentario anterior que no te has protegido contra los spam.
A veces realizamos actos de amor con pequeñas cosas, como el relato que cuentas esta vez con un gato, y nos olvidamos de tantas y tantas personas que pasan auténticas calamidades. Un bocadillo, un poco de leche o a veces una simple sonrisa acompañada de una moneda también son actos de amor. No lo olvidemos.

Inma dijo...

Muchas gracias Jesús por tus observaciones. Normalmente cuando el corazón siente, siento por cualquier tipo de sufrimiento, sea, de quien sea, animal o persona. Nunca me cuestionaría la ayuda de uno a otro. Todos los que poblamos el planeta tenemos derechos... Luego...dar...ayudar...Eso es otra cosa y muy personal. Nunca dudaría de tu eres muy humano y sabes compartir. Lo que hago yo no estaría nada bien que lo contase aquí. En cambio, lo del gatito es mas parecido a un cuento de hadas, de lo que estamos muy necesitados.
TODO SER ANIMAL QUE SIENTE Y PADECE; MERECE AMOR Y RESPETO!
Un biquiño

Inma dijo...

Aldabra: Tengo que pasar a leerte. Seguro que tengo para unos días ya sabes como soy a la hora de hacer comentarios.
Guapa!!! un besiños y muchas gracias por tu cercanía

Calma en días de tormenta (Darilea) dijo...

A mi me encantan los gatos, aunque en casa vive Vax un cocker que es un regalo caído del cielo.
Un besito

Sor.Cecilia Codina Masachs dijo...

bueno, pues menos mal que vuestras miradas no se cruzaron, pero vuestros sentimientos ya eran conocidos.
A mi me encantan toda clase de animales, siempre fueron como mis hermanos , debido a mi infancia solitaria que bien ya conoces.
Gracias por acoger al gatito de la mejor manera que supiste.
Con ternura
Sor.Cecilia

Gerardo Omaña Márquez dijo...

Disfrutando de tus letras

Felíz día de la amistad, hoy, mañana y siempre...Te dejo un regalo.clik

Alichín dijo...

Querida amiga tan lejana y siempre tan recordada: Tus escritos siempre me llegan al alma. Como sabes, yo sí soy amante de los gatos y de todos los animales. Soy defensora de sus derechos. En su nombre, les doy un millón de gracias... Como de costumbre, has sabido ser generosa sin límites. ¡Un fuerte abrazo hermosa amiga! Alichín (desde tiempos lejanos).